Tal y como comentábamos en el post 1, seguimos detallando las principales conclusiones del estudio sobre la evaluación del liderazgo en empresas 2021 (3ª edición).

No hay un consenso acerca del peso que las empresas otorgan a las encuestas y reuniones para llegar a la evaluación final.

En el cómputo general, de media, la información obtenida en las reuniones se valora más que la de las encuestas, aunque no por mucha diferencia (47% frente a 41%). No obstante, la descomposición en los distintos análisis ha permitido comprobar cómo no existe un consenso en este aspecto, tanto en función del tamaño de empresa, como por sectores y zonas geográficas.

Así, las PYME dan mayor importancia a las reuniones (55%), mientras que las grandes empresas dan más peso a la información obtenida a través de encuestas.

Los sectores Educación, Servicios profesionales-Consultoría y Logística-Transporte-Distribución-Movilidad otorgan más de la mitad del peso a las reuniones, mientras que el Farmacéutico-Salud, Financiero-Seguros o Telco-Media-Tecnología valoran más la información obtenida a través de encuestas.

Por último, destaca el elevadísimo peso que las empresas latinoamericanas otorgan a las encuestas (72%), lo que es lógico porque estas basan fundamentalmente sus evaluaciones en estos métodos. España, por su parte, es la región que da una mayor importancia a la información adquirida a través de las reuniones, otorgándole más de la mitad del peso de la evaluación (53%).

Nuestra visión

Como comentamos en un post anterior, ambos métodos son necesarios y complementarios.

También indicábamos en otro post anterior que se están comenzando a utilizar fuentes que nos ofrece la tecnología como correos electrónicos u otras aplicaciones Office, chats internos de la empresa, rankings externos, y redes sociales.

El tratamiento de esta información con IA (Inteligencia Artificial) y la toma de decisiones relacionadas con el desarrollo y promoción de personas en una empresa, genera un debate desde el punto de vista ético que irá creciendo en los próximos años que supondrá otro reto más para la función de RRHH, y que pondrá a prueba los valores de las organizaciones.